Mis libros
Poesía: –Hacemos nuestro río (con fotografías de Lola Medel y Enero y Abril e ilustraciones de Cuauhtémoc Wetzka). Casa Gallina/EFIARTES, 2022. México. -Escondida (con ilustraciones de Amanda […]
Expediciones a la literatura infantil y juvenil
Poesía: –Hacemos nuestro río (con fotografías de Lola Medel y Enero y Abril e ilustraciones de Cuauhtémoc Wetzka). Casa Gallina/EFIARTES, 2022. México. -Escondida (con ilustraciones de Amanda […]
Es el mejor libro que he leído en toda mi vida.
KURT CABALLERO JACOBO, 10 años
A Julián le pasó eso fantástico que los adultos no te dicen nunca que te pasará (¡tramposos!). La mejor parte de crecer: eso que te entra como un tren por las orejas y te va recorriendo todas las vías del cuerpo y hace un escándalo: ¡enamorarse! ¿Maripositas en el estómago? Ni una sola, al menos eso no es lo que le pasa a Julián cuando ve a Ana, quien es un año más grande y ni siquiera sabe que él existe. Hacerse amigos es lo de menos, Julián quiere darle un beso, quiere que sea su novia. Descubre si su plan lleno de cuentos la conquista. Tal vez te dé ideas si ya has sentido aletear eso que Julián llama las pirañas-cuervo, que en nada se parecen a las famosas maripositas. Una novela para niñas y niños enamorados.
Siempre me intrigaron las historias posibles de los personajes secundarios. Ellos no encuentran el tesoro, no muerden la manzana encantada ni se asoman al pozo de los deseos. Sus vidas, más abiertas, nos permiten imaginar los pasados y destinos que queramos. Como no son los héroes, pueden permanecer medio día con la frente pegada al piso, invertir horas y horas en la preparación de una cena invisible o explorar cimas nevadas sin ningún otro objetivo que alimentar su asombro.
Este libro es un homenaje a todos ellos, los secundarios, los personajes olvidados, y en particular, al genio de los escritores que inventaron al alado Rey Mono, a la Hermosa Niña de Pelo Turquesa, al Gato de Cheshire, a los niños perdidos, al Rey Cisne y a Fújur, el dragón blanco de la suerte. Crearon para ellos momentos fugaces pero tan verdaderos que, movido por mi fascinación, quise extenderlos.
Bosque adentro la ciudad desaparece. En la ciudad abierta, el bosque susurra apenas. Esta antología propone una expedición por narraciones extraordinarias (la mayoría en prosa, un par en verso) de grandes clásicos de la literatura que, en muchos casos, no habían sido traducidos al español o difundidos entre niños y jóvenes. Se trata de un recorrido doble: una cara del libro conduce a diez bosques o selvas distintos, algunos inquietantes, terroríficos, con brujas y vientos que hielan, otros más divertidos y peculiares, con conejos traviesos, elefantes curiosos y ciervos que se esconden en los sueños. La otra cara conduce a diez pueblos y ciudades sorprendentes, de bronce o esmeralda, con genios mágicos, demonios, fantasmas, amores imposibles, niños desobedientes y hasta pulgas amaestradas. Algunos de los autores reunidos son Mark Twain, Rudyard Kipling, Beatrix Potter, Horacio Quiroga, G. K. Chesterton, los Hermanos Grimm, María de Francia, Frank L. Baum, Hans Christian Andersen, Gabriela Mistral, Julio Verne, Lieh-tzu, Cecilia Böhl, Saki y Jack London.
Existen muchas versiones del fascinante mito de Jomshuk, dios del maíz y niño travieso que escapa de la muerte y vence mil peligros con la ayuda de los animales. Este inusual poema ilustrado cuenta la versión que el autor escuchó en voz de su hermano y otros miembros de la comunidad popoluca de Piedra Labrada, en la selva de Veracruz. Se trata de una historia de tradición oral, polifónica y sincrética: hay algunas referencias europeas, de brujas malvadas, y otras de rituales mesoamericanos, con serpientes y tlacuaches. Cada lector puede agregarle su propia nota de música cuando la cuente. Jom, Jom, Jomshuk, ¿cómo sonará en tu voz?
Esta recreación de la aventura mítica de Jomshuk, que obtuvo la mención honorífica del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz en la categoría de poesía infantil, nos muestra una cosmovisión sobre la maternidad, el hambre y el valor sagrado de la naturaleza y el maíz en nuestras culturas originarias.
«A menudo, los autores que escriben “poesía para niños” hunden sus manos en la tradición oral y en el folklore de los pueblos, buscando allí el material (formas poéticas, ritmos, sonoridades…) con el que elaborar sus creaciones. Se trata, pues, de crear una belleza nueva con ingredientes antiguos. En Latinoamérica, desde donde nos llega este Jomshuk: Niño y dios maíz, ese gesto tiene una larga tradición que enraíza en autores como Nicolás Guillén, Gabriela Mistral o Aquiles Nazoa. Adolfo Córdova, un escritor muy dado a trabajar con la reelaboración de literaturas anteriores, hace suyo ese desafío para ofrecernos su versión del mito del dios maíz, recogido en la comunidad popoluca de Piedra Labrada, en México. Y lo hace mediante un extenso poema narrativo en el que nos cuenta las andanzas de Jomshuk, el dios o santo del maíz, desde su nacimiento en la tupida selva mesoamericana hasta el momento en que “dejó su cuerpo/ en la mazorca/ y vertió su espíritu/ en el viento”.
«El viaje entre un punto y otro se construye con once capítulos de versos breves que se deslizan veloces entre las páginas; lo mismo hace Jomshuk cuando corre entre los ríos y las plantas que, como en todo buen relato mitológico, parecen nacer frente a nosotros durante la lectura. Se construye, también, con un logrado equilibrio entre las estructuras y sonoridades propias de la oralidad y las imágenes poéticas aportadas por Córdova en su escritura: “Dicen que de la selva/ nace todo lo que anda/ y lo que parpadea,/ que cada semilla/ y cada trino/ guarda un secreto”. Las ilustraciones, autoría de los mexicanos Amanda Mijangos y Armando Fonseca, no solo acompañan el viaje, sino que también ayudan a crearlo. Por una parte, anclando sutilmente la experiencia de lectura en el imaginario visual prehispánico; por otra, expandiendo la carga simbólica del poema con imágenes que, lejos de la representación literal, exploran la creación de ambientes que son a la vez físicos y poéticos.
«Belleza nueva con ingredientes antiguos, Jomshuk es una buena oportunidad para ensanchar el tipo de relatos que acostumbramos a dejar en las manos de nuestros niños».
«Córdova mantiene viva la memoria ancestral con su versión del dios maíz con la que obtuvo la Mención honorífica en poesía del Premio Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2015. Fiel al encanto de la tradición oral, su estilo de escritura parece a veces susurrarnos, en ocasiones nos canta, en algunas líneas corre veloz con Jomshuk y en otras se desplaza como en un arrullo. A esta sinfonía se unen Amanda Mijangos y Armando Fonseca, quienes dan forma y color al pequeño dios maíz, representando su primigenio universo con un lenguaje gráfico simbólico que evocan lo poético de la naturaleza y su colorido».
Marco contextual y referencial que busca ampliar el terreno desde el cual pensar el estado del arte de la poesía para niños, niñas y jóvenes en español (género que sigue peleando y ganando su lugar, con nuevos bríos). En la primera parte, María Victoria Sotomayor Sáez, Cecilia Bajour, Felipe Munita, Sergio Andricaín y Antonio Orlando Rodríguez plantean tendencias y libros destacados de las últimas décadas. En un segundo apartado, Ángel Luis Luján Atienza, Cecilia Pisos y María del Rosario Neira Piñeiro proponen enfoques: la vigencia de la métrica y la rima, la mediación significativa que permite la poesía y las características de un subgénero en crecimiento: el álbum poético. Conjunto de estudios, con abundantes poemas como ejemplo, que retratan una idea de infancia más compleja, alejada de estereotipos, que esperamos ayude a especialistas, profesores, bibliotecarios, mediadores y todo interesado en la materia a renovar su propio asombro y, por tanto, el de los lectores cercanos, desde la poesía.
¿Escuchas los aullidos de los lobos bajo la tierra? Están enterrados, esperando que la Madre loba, la Abuela loba y la Hermana loba los invoquen. Solo entonces saldrán desde lo más profundo de la tierra. En medio de una gran explosión bailaran hasta reconocerse como lo que son: Lobo, maíz, lobo tlacuache, humanos lobos?
Los pequeños empiezan a descubrir desde edades muy tempranas su entorno y su individualidad, este álbum hace una aproximación a ese territorio interior e insondable de la infancia y acompaña a los dos protagonistas a una exploración de su cotidianidad y, principalmente, de sí mismos. El texto breve y poético de Adolfo Córdova nos lleva por un recorrido del cuerpo humano, y las ilustraciones de Cristina Sitja nos transportan a un mundo de imaginación a través de imágenes coloridas y lúdicas. A lo largo del libro, veremos esta secuencia en donde una niña y un niño, al jugar y observarse a sí mismos -acompañados de peculiares personajes que cobran vida-, revelarán al lector en cada página sus mundos infinitos.
«El poema va al nacimiento de la razón, a la eterna pregunta que mueve las dudas del individuo, «Ser o no ser», popularizada por el dramaturgo inglés William Shakespeare en el soliloquio de su obra Hamlet; pero el poema es críptico, un tanto oscuro, y en una primera lectura puede resultar espinoso para la interpretación de los niños a quien va dirigido. Sorprendentemente ese escollo se soluciona con la luz, las imágenes y los colores de las ilustraciones de Sitja. No es que Córdova haya cometido algún error, es que a los adultos nos cuesta trabajo dejar de cuestionar qué es bueno y qué no para los niños; sin embargo el escritor parece tener claro que ellos solo necesitan pocas palabras para entender, que les alimentan las imágenes y los colores. El poeta no los subestimó. Con los primeros versos interrogadores activa la reacción: “¿Dónde empiezo? / ¿Dónde termino? / ¿Qué hay en el camino entre mi frente y mis pies? / ¿Cuántos mundos tengo?”. Acto seguido, sin necesitar más, el lector se desborda en la exploración de soluciones para los misterios personales: la mano, su palma y el puño; los ojos, los brazos, las piernas y los pies; la risa, el llanto, la oreja, la boca, la espalda y el pecho; la piel» Ena Columbié, Fundación Cuatrogatos.
Una cuidada selección de la mejor poesía infantil no rimada en Hispanoamérica, desde Jorge Luis Borges a María José Ferrada, enciende la llama de esta singular Cajita de fósforos.